Hipoacusia o sordera: Pérdidas
Auditivas
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Existen tres tipos de pérdida auditiva: hipoacusia leve,
moderada y severa, dentro de esta última se encuentran las personas totalmente
sordas que sólo pueden comunicarse a través del lenguaje kinésico. Los
pacientes que tienen la primera pérdida requieren de la ayuda de un auxiliar
auditivo y terapia complementaria. La segunda pérdida requiere de un auxiliar
permanente, terapias académicas, de lenguaje y generalmente sufren de problemas
emocionales, ya que no saben si pertenecen al grupo de oyentes o a la comunidad
sorda.
Las pérdidas auditivas se clasifican en congénitas y adquiridas.
Las primeras aparecen previo al nacimiento, aunque es muy difícil
identificarlas de inmediato y pueden ser hereditarias o adquiridas (no
genéticas). La sordera hereditaria representa el 50% de la población. Cuando
alguien padece sordera genética no siempre poseen trastornos asociados,
mientras que las adquiridas a veces son síntomas de padecimientos más graves.
Una de las causas más frecuentes de la sordera adquirida es la rubéola,
enfermedad que afecta al embrión cuando la madre no realiza el control
correspondiente al embarazo; no afecta únicamente al corazón, ojos y oídos,
sino que causa un deterioro generalizado del embrión que da origen a un
síndrome rubeólico. Las causas también son errores en la alimentación de los
bebés ingresando leche u otros líquidos al oído, resfríos o gripes mal
cuidadas.
Otras posibles causas de sordera son los tumores cerebrales,
enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, daño cerebral por un trauma o
asfixia, entre otros.
Los tres tipos de pérdidas significan dificultades en el
desarrollo integral del afectado, pero son las lesiones graves o profundas las
más difíciles de tratar médica, educativa y socialmente. En el país se habla
mucho de una lengua de señas, la comunidad y la cultura sorda, pero realmente
nadie se percata de la verdadera situación de las personas sordas. La mayoría
de estas personas ni siquiera tienen acceso al aprendizaje de una lengua de
señas formal, provocando así una minusvalía social.
No es correcto pensar que la sordera es sólo un diagnóstico
médico, es una forma de vida que merece respeto para su cultura, costumbres,
valores, actitudes y procedimientos que realizan como grupo social y que
transmiten de una generación a otra. La herencia más importante es la lengua
característica de su comunidad.
En resumen, la sordera es provocada por diversas causas, casi el
10% de las pérdidas auditivas son adquiridas, mientras que el 90% es
hereditario. Las adquiridas pueden prevenirse con vacunas, alimentación
adecuada, control médico propicio durante el embarazo y otros. No debe tratarse
como un problema, más bien hay que trabajar para que la inclusión de las
personas sordas sea integral y favorezca su desarrollo dentro de la sociedad
como seres productivos y capaces de realizar cualquier actividad, según su
cultura, al igual que los oyentes.
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